Cabeza de Cabra
por Treznor el Orate
Siento la náusea existencial, malestar
derivado del sentirse arrojado al mundo. Sartre y su filosofía de la
existencia, ideas del que no ha aprendido a vivir felizmente.
Siento que la cabeza me da vueltas. Aquí,
encerrado en este cuartucho me siento acosado. La luz sólo penetra por una
ventanita y del mundo exterior sólo penetra un leve murmullo.
Un sopor extraño me invade y un olor fétido
llena el ambiente. Figuras antropoides me toman de pies y manos. Lo percibo
como algo lejano, como algo independiente de mí, como si mi cuerpo no fuera mío
y mi consciencia sólo fuera una espectadora. Terror y pánico: los seres me
levantan de la cama y un vértigo me invade. Siento desplazarme a toda velocidad
hacia arriba.
En una gran piedra plana los seres me
depositan. Los murmullos, los olores, las risas de los demonios. Luego: el
silencio, todos a la
expectativa. Los seres se inmovilizan, una música estruendosa
y grandes bolas de fuego. El cielo se ilumina y el Gran Destructor aparece.
Tiene cabeza de cabra y cuerpo de león. Sus
manos son las de una arpía y porta una gran daga de obsidiana. Sus ojos son
como llamas vistas a través de gigantescos diamantes. Un terror extraño me
invade, mitad angustia, mitad sopor. Su mano se levanta amenazante para
incrustar su daga sobre mi pecho. Mis entrañas en sus bocas, mis carnes
devoradas... el dolor...
¿Por
qué estoy encadenado a estas torturas?...
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